miércoles, 8 de octubre de 2008

En la U…Amistades anónimas

El que a diario visita la Universidad de Antioquia, como estudiante, docente, empleado o visitante, ve en sus instalaciones animales jugando, corriendo o dormidos; en sus árboles se pueden observar las peripecias de micos, ardillas y pájaros, mientras en el suelo, los perros y los gatos se roban el show.

Se ven tan apropiados de este espacio, que muchas veces se hace invisible su presencia. Sin embargo, otros, convierten a estos animales en seres tan importantes en sus vidas que surge entre ellos una relación recíproca de dar y recibir.

Esos otros, que prefieren estar en el anonimato, se encargan de darles alimento, baño y su afecto. Una caricia diaria hace que el animal, día a día, sagradamente, regrese por más. Ellos los aceptan y les dan el calor de hogar en la Universidad.

Negra un día, hace ya varios años, recibió de una mano amiga un poco de leche y los restos de un almuerzo. Sus ojos negros se iluminaron cuando al día siguiente ocurrió lo mismo, y después, las sobras se convirtieron en alimento para perros. Ante este gesto de generosidad, Negra, sin falta, se echa en la puerta de la oficina de su bienhechor, para esperar su salida por una caricia.

De esta forma, más que un dueño, Negra consiguió una amiga en cuyos ojos se refleja la nobleza y la ternura, muy parecidos, casualmente, a los de este animalito dócil y agradecido.

Varias historias semejantes deben existir en la Universidad. La de Limón, por ejemplo, se desarrolla en la portería del Metro. De color marrón y siempre dormido, dan la impresión de ser un perro tranquilo, y así es, hasta que la presencia de un perro ajeno a la U, le roba el sueño.

Como líder de un escuadrón de perros, evita a toda costa que este extraño encuentre refugio en su territorio. Y debe ser por eso mismo, que a los pies de los vigilantes encuentra un lugar amigable para dormitar y a la vez montar guardia para impedir el acceso a intrusos.

Llevada por el corazón y la empatía, otra persona le dio acogida a los gatos, que llegan solos o son botados en los predios de la U. Sólo en el 2008, se han registrado 35 casos de abandono. El gusto por ellos la llevó a cuidarlos y protegerlos; algunas veces, hasta adoptarlos. Y con mucho esfuerzo, a través de la Corporación Corproas, creada por miembros de la Universidad, se intenta sostener bien a los que han llegado.

Estas personas llevan a cabo su labor, prácticamente imperceptible para los que habitan la Universidad, excepto para los animales, por la satisfacción de brindar una ayuda a los animales sin hogar. Sus nombres, sin revelar, y sus pocas palabras dan ejemplo de su obrar desinteresado, que va más allá de la búsqueda de reconocimiento.

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