miércoles, 8 de octubre de 2008

Una mirada al interior de Ciudadela Robledo



Voces de los afectados

Ante esta realidad es normal que estudiantes y docentes manifiesten su preocupación, pues si bien la administración de la Universidad ha destinado recursos y algunas obras se están llevando a cabo, aún falta mucho.

“El auditorio está cerrado porque lo tienen que arreglar, el piso de la cafetería se mantiene muy sucio, el techo del corredor donde hacemos las prácticas está lleno de huecos y es pura humedad, y cuando llueve es muy peligroso este lugar”, afirma Cristian Maldonado, estudiante de cuarto semestre de Licenciatura en Educación Física. Y continúa, “los profesores dicen que desde hace mucho tiempo se ha tratado de arreglar el techo pero eso no se ha visto, entonces uno no sabe qué pensar. Aunque hoy yo veo que están haciendo alguito”.

En estos momentos, en la Ciudadela se adelantan trabajos en el bloque 43, en la zona de cafetería se atienden los techos, en los laboratorios se hace limpieza y desinfección para evitar la proliferación de hogos y en los salones de danza se reponen los pisos de madera afectados por la inundación.

Pero profesores como Carlos Giraldo, del programa de Veterinaria, insisten en que “hay un tema muy serio de infraestructura con respecto a los techos y la parte de alcantarillado”. Además, “nos hemos visto afectados por inundaciones serias” que han causado problemas graves en las oficinas, en la biblioteca y en el restaurante. Y ahora cuando llueve “los techos generalmente están muy deteriorados, las terrazas se llenan bastante de agua, se agrietan y el agua filtra hacia los salones, causando daños en la pintura e incluso empezándose a ver ya caída de partes”, “desde un pedacito que no le haga daño a nadie hasta que ocurra algo grave”.

Si bien reconoce que se han hecho intervenciones, como el reemplazo de techos y la reparación de algunas terrazas que quedaron bien, afirma que “falta mucho, porque en Ciudadela hay varios bloques”.

Uno de los bloques que ha sido reparado es el 44, en donde está ubicada la Escuela de Nutrición y Dietética que, en ese sentido, tiene algunas ventajas en comparación con las otras dependencias, expresa Sandra Restrepo, profesora de la Escuela. “Tenemos al menos la seguridad de que el techo no se nos va a caer encima, porque esa es la sensación, ya que estar en clase y ver toda esa humedad en el techo era muy horrible al igual que las permanentes inundaciones”. Por eso, hace un llamado para respaldar y acompañar a las otras dependencias porque están en condiciones muy críticas, y también porque las zonas comunes están mal y están mal para todos.

Por su parte, Juan Esteban Pérez, docente del área de medicina aviar y laboratorio de la Facultad de Ciencias Agrarias, señala que otros problemas que tienen son el suministro de agua, “porque no es de buena calidad”, las fluctuaciones de energía y las fallas en las cubiertas “que facilitan la aparición de humedades y limitan notablemente el trabajo en los laboratorios”. Insiste también en el serio problema que tienen con la estructura, “ha consideración mía, como lo conocí, el Liceo Antioqueño era una institución construida para albergar estudiantes de secundaria, con unas necesidades de carga eléctrica muy baja, con un flujo de personal reducido, sin necesidad de laboratorios o una biblioteca tan grande como la que tenemos que genera peso”. Y en términos coloquiales expresa, “yo siempre he tenido la idea de que es mejor hacer nuevo que remendar y en estas construcciones, empezando por el mismo terreno, la zona, la inclinación, el uso que se le ha dado a la tierra, es complicado para un proceso universitario y más cuando tenemos dependencias que están en crecimiento”.

Pero además de los problemas ya mencionados, Carolina Mejía, estudiante de octavo semestre de Nutrición y Dietética, llama la atención sobre la carencia que tienen los habitantes de Ciudadela Robledo de “un servicio de alimentación adecuado para estar aquí adentro en unas buenas condiciones”. Sobre esta cuestión, Adriana, su compañera de último semestre, expresa que le parece grave que como nutricionistas no cuenten con unas cafeterías adecuadas de acuerdo a lo que enseñan en la Escuela, “cómo nos dicen que debemos tener unos servicios con muy buenas condiciones higiénicas, con muy buenas instalaciones, muy cómodos, con un ambiente agradable cuando nosotros no las tenemos, entonces cómo vamos a ser pioneros en la Universidad y cómo le vamos a exigir a las otras facultades que tengan eso”.

Esta estudiante de nutrición también señala que “es muy triste y cuestionable que los procesos en la Universidad sean tan lentos”, y hace un llamado para evaluar “qué es lo que está pasando para que la toma de decisiones sea tan lenta”. Además se cuestiona sobre “por qué esperar a que las cosas estén en tan mal estado para poder actuar, por qué no hacer unos mantenimientos preventivos que salen más económicos que venir a arreglar las cosas cuando ya no hay nada”.

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